Patatas bravas.

Este tradicional plato de la gastronomía española cuyo ingrediente principal es la patata siempre va acompañado de salsa “brava” de sabor bastante picante. La salsa es la clave de esta deliciosa receta. El picor de la salsa brava se lo aportan ciertos ingredientes que suele llevar como: pimiento cayena, guindillas, pimientos picantes o el pimentón de la Vera picante, no obstante la fórmula que utilizan los grandes cocineros para su elaboración puede estar sujeta a multitud de opciones, hay cierta controversia entre si debe llevar tomate o no, los más puristas consideran que no, que el color rojizo de la salsa debe deberse exclusivamente a uno de sus ingredientes estrella: el pimentón de la Vera. En cualquier caso, ese sabor picante es absolutamente esencial para dicho plato (salvo que queramos elaborar una versión “para niños” de esta receta). Como ya sabemos, hay cientos de recetas y estilos de preparación de las patatas bravas, para empezar la propia patata, que eso sí, debe estar cortada en dados, puede estar frita, cocida, hervida o incluso al horno. Normalmente se consume a modo de aperitivo o snack con una cerveza fría, es decir, como lo que conocemos comunmente en España como: “tapa”. De hecho, en concreto la de patatas bravas puede que sea la tapa más conocida del mundo. Podría además considerarse una tapa vegana puesto que ninguno de sus ingredientes típicos es carne o procede de un animal. 

Las patatas bravas son un plato típico de la gastronomía española en general pero sobre todo de Madrid capital donde podemos situar su origen o nacimiento y donde actualmente hay cientos sino miles de establecimientos de hostelería especializados en este tipo de tapa. Se cree que las patatas bravas nacieron en dos establecimientos madrileños que echaron el cierre hace ya unos años: La casa perico y La casona. No se sabe cuál de los dos fue el pionero, hay disputas en este sentido para esclarecer quién fue “el inventor” de este plato, no obstante lo que sí es un dato objetivo y verificado es que las enormes colas en dichos establecimientos en las décadas de los años 60 y los 70 eran de lo más conocido de Madrid.